13 días en casa

13 días en casa

13 días en casa

13 días encerrados en casa. 13 días intentando escribir algo. 13 días pensando en mi familia, mis amigos, la gente cercana. 13 días en los que mi cabeza está con cada una de las personas que están sufriendo; con las familias separadas, destrozadas y a las que el virus no les ha dado tregua. 13 días pensando en qué se puede hacer, en qué podemos ayudar, en cómo vamos a salir de esta sin estar más dañados de lo que ya estamos. 13 días pensando en todos los sanitarios y trabajadores de todos los ámbitos que se están dejando la piel para que todo funcione de una forma magistral.

Encender la tele y poner las noticias cada noche es un suplicio. Ver cómo el país se hunde poco a poco sin saber cuándo volverá a renacer. Ver cómo otros países se equivocan y no toman medidas y por consiguiente el sufrimiento de sus ciudadanos. Ver a través de una pantalla y saber que no es ciencia-ficción y que tampoco están exagerando con sus titulares. Ver que todo se desmorona y que solo puedes esperar, en casa, siempre en casa.

La impotencia, la rabia, el miedo y el desasosiego no creo que desaparezcan en mucho tiempo pero hay que ser fuertes y valientes. Hay que quedarse en casa para protegernos los unos a los otros. Hay que seguir pensando en todos ellos y en uno mismo. Ahora que parece que estamos más lejos que nunca de las personas a las que queremos, las sentimos más cerca. Interactuamos mucho más con ellos que meses atrás porque andábamos perdidos en medio de una jungla de deberes, obligaciones, agobios y prisas… y ahora que el tiempo se ha ralentizado y que para muchos se ha tranquilizado, aprovechamos las horas para hablar por teléfono o hacer videollamadas. Ahora tenemos tiempo de calidad. Tiempo para pensar en lo que éramos, en lo que somos y en lo que seremos cuando todo esto pase. Porque sí, todo tiene un lado bueno o eso quiero pensar y desde luego el maldito virus y su confinamiento han traído a nuestras vidas responsabilidad, respeto, empatía, solidaridad, replanteos y pies en la tierra. Ha hecho descubrir y remarcar que lo verdaderamente importante es la persona que tienes a tu lado. Son la familia y los amigos. Es un “cómo estás hoy” o un “llámame si me necesitas”. Son los abrazos y los besos a los que nunca hemos prestado atención pero que en estos momentos echamos tanto en falta.

Llevo días pensando en que hay que vivir el presente y dejarse de futuro porque es tan incierto que no se sabe que te puede traer. Llevo días pensando en todos los planes que teníamos para este año y que se han visto cancelados o suspendidos. Y por lo tanto, me ha llevado a pensar en que siempre decimos “tenemos que quedar para tomar un café” aunque ese día nunca llegue. Ahora hacemos planes para cuando la cuarentena termine sin saber cuándo lo hará… no sé nada y supongo que muchos estaréis igual pero de lo que sí estoy casi segura es que cuando todo acabe, cuando podamos respirar tranquilos, disfrutaremos de todo y de todos muchísimo más que antes.

Quiero pensar que ya queda poco, que cada día que pasa es un día conseguido y un día menos para que lloremos de felicidad, para abrazarnos durante horas, para compartir y recuperar el tiempo que ahora se nos ha detenido.

13 días he tardado en poder escribir algo, en poder escribir estos pensamientos que no llevan a ninguna parte pero que sirven de desahogo. 13 días menos para poder tocarnos. 13 días en casa.

Un comentario para “13 días en casa”

  1. […] (Si te apetece leer otro texto, pincha aquí) […]

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